El sector empresarial esta viviendo un momento complicado a nivel mundial debido a una recesión que está a la vuelta de la esquina, impulsada por una crisis sanitaria que ha acentuado la curva de la desaceleración económica. Lo anterior, reafirma la importancia de replantear determinados procesos, en especial para el sector empresarial en aras de poder sobrevivir a la que quizás, sea la crisis con mayor impacto negativo en los distintos sectores económicos.

Ha llegado el momento de que las empresas se profesionalicen, sistematicen sus procesos e inviertan en tecnología para sus modelos de negocio. Para ello, es de vital importancia tomar en cuenta el desarrollo de estructuras que operen bajo las prácticas de un gobierno corporativo que las rija. Si bien es cierto que la cultura empresarial mexicana no suele tomarlas en cuenta en su operación diaria, ahora será primordial, pues nos proverá una estructura más sólida que permee las decisiones que se tomen dentro de la empresa.

En este escenario, es fundamental impulsar la creación de un Gobierno Corporativo para contar con un equipo que pueda asesorarnos en la toma de decisiones a corto, mediano y largo plazo. Cierto es que le restamos importancia a lo anterior cuando emprendemos un negocio, pues en un inicio, nuestro único objetivo es lograr la supervivencia del mismo. Lo anterior, provoca que el empresario pierda objetividad y tome decisiones buscando el beneficio propio, causando el fracaso del mismo.

Según las estadísticas, en México el 95% de los negocios no logran llegar al quinto año de operación y la falta de órganos internos es el factor determinante. Tener una estructura de gobernanza en una empresa permitirá proteger los intereses de la compañía por encima de los individuales. Además, le brindará la certidumbre necesaria a los accionistas o posibles inversionistas, diseñando mayores y mejores mecanismos para la protección de su patrimonio.

Con el paso del tiempo nos hemos dado cuenta que el Gobierno Corporativo no forma parte de los planes iniciales del empresario, derivado de la insuficiencia del costo-beneficio. En la práctica, la realidad es distinta, pues una adecuada toma de decisiones respecto del futuro y el patrimonio de la sociedad, brindará los mejores dividendos y le permitirá consolidarse.

Conforme las empresas crecen, la implementación de una estructura de gobernanza sólida se vuelve más compleja. En muchos casos pone en riesgo su futuro, pues al querer modificar los procesos internos, la aversión al cambio suele ser una limitante. Es por esto que la recomendación es tratar de establecerlas desde el nacimiento del negocio, para que durante el crecimiento del mismo, se planten las raíces de la forma de trabajo conjunta con una estructura de Gobierno Corporativo, en donde la dirección de la compañía busque siempre el beneficio mutuo. Con ello, se buscará garantizar el patrimonio de los accionistas en el largo plazo, siendo un gran paso para no formar parte de la estadística de fallo, impulsando la creación de empresas sólidas y estructuradas con la plena capacidad de soportar encrucijadas financieras como la actual.