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8 de junio de 2020
GSF GRUPO DE SOLUCIONES FINANCIERAS
EL CRÉDITO
¿LA MEDICINA PARA LA REACTIVACIÓN?
Cada semana vemos como los analistas de diferentes instituciones públicas y privadas actualizan su estimación de crecimiento para nuestro país. La mayoría coincide sobre la dificultad que existe para realizar una proyección acertada por los escenarios actuales que estamos viviendo, ya que en esta ocasión, el principal detonante de esta crisis radica en un componente no económico como lo es el comportamiento que tendrá el COVID19 en los próximos meses.
Aunque ya tenemos una semana en la nueva normalidad, lo casos siguen creciendo a un ritmo preocupante, pero las actividades económicas no podrían esperar más. Por eso, el desempeño que tendrá nuestra economía mucho dependerá de los caprichos del virus y de cómo evolucione, situación totalmente incierta pero que se lograría aminorar si todos nos cuidamos y seguimos con las medidas de prevención.
Por citar un ejemplo, el Banco de México no publicó un solo escenario para nuestra economía como suele hacerlo y ante la gran incertidumbre sobre la duración de la crisis sanitaria, identificó tres: en el primero, se estima que este año el PIB podría registrar una contracción de 8.8% (la mayor desde 1932) con una recuperación de 4.1% para el año que viene (en forma de V profunda); en el segundo, el PIB registrará una caída que podría llegar a 8.3% para este año y una contracción en el 2021 de 4% (en forma de U profunda); y el tercer escenario, una caída de 4.6% y un rebote de 4% (en forma de V).
Los escenarios que nos plantea nuestro Banco Central dependerán, como en la mayoría de los análisis que hemos escuchado, incluyendo el de la “palomita de NIKE” del Secretario de Hacienda, del avance de la enfermedad y de la posibilidad de rebrotes y crecimientos en el número de contagios y decesos. Lo malo en este punto, es el relajamiento que vemos en las calles y en la reapertura de muchas empresas por la necesidad de generar flujo para sobrevivir. Los especialistas han informado que mientras no tengamos la vacuna, el virus seguirá presente en nuestras vidas y lo que tendremos que aprender es a vivir con él, por eso la insistencia de continuar al extremo con las medidas de prevención, en estos momentos más que nunca.
En materia financiera, quiero compartirles que una de las medicinas para el contagio económico que hemos visto aplicar por Gobiernos e instituciones financieras es el ofrecer créditos para todas aquellas personas tanto físicas como morales que necesitan flujo y liquidez para continuar o reanudar operaciones.
Pongo algunos ejemplos: BANXICO en adición a su política monetaria restrictiva que hemos visto en los últimos meses de disminuir la tasa de interés de referencia a niveles de 5.50%, anunció medidas de liquidez para la Banca Comercial para que canalicen créditos a las micro, pequeñas y medianas empresas por 250 mil millones de pesos; el Consejo Mexicano de Negocios (CMN) junto con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en su división de soluciones al sector privado anunció un programa de factoraje por un importe de 12 mil millones de dólares destinados a impulsar la cadena de valor de cerca de 30,000 empresas proveedoras del CMN y que ayudará a través del descuento de sus facturas a que se les pague 90 días antes de lo esperado; y los Gobiernos de los Estados están operando créditos destinados a dotar de recursos a los pequeños negocios que impulsan la economía local y regional enfocados a capital de trabajo y el pago de nóminas.
Estos esfuerzos que se están realizando en distintos frentes, son la respuesta de empresas y Gobiernos al complicado panorama de liquidez y operación de muchas empresas. El crédito deberá facilitar la reactivación y convertirse en la medicina que inyecte fuerza y vitaminas a los entes económicos, como ha sucedido en crisis anteriores, ya que el otorgar recursos para las empresas y pequeños negocios ayudará que tengan disponibilidades para comprar sus materias primas, pagar a sus empleados y de esta manera puedan continuar o reanudar operaciones.
Algo también muy importante será el canalizar esos recursos para que se fomente la digitalización de los negocios para adaptarse a las nuevas condiciones de mercado impulsando los nuevos modelos de negocios que estarán vigentes en nuestra nueva normalidad.
Cuando un crédito es bien enfocado a un destino productivo podrá convertirse en el impulso que ayude a muchos negocios a reactivarse. Ahora el reto será ver y medir cuántas empresas, sobre todo las pymes pueden cumplir con los requisitos y condiciones que piden las instituciones financieras y Gobiernos para que esa medicina tenga los resultados deseados.
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